Al separar dos mundos muy diferentes, la frontera entre México y Estados Unidos

representa para los latinos la oportunidad de una vida mejor, mientras que para las autoridades del otro país, una preocupación por la invasión a su territorio.

La frontera, que tiene una longitud de más de 3.000 kilómetros y pasa por cuatro estados estadounidenses y seis estados mexicanos: California y Tijuana, Arizona y Sonora, Nuevo México y Baja California y Texas y Chihuahua, indica Telesur.

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Este cerco está compuesto de tres tapias sucesivas dotadas de diversos artefactos de la más alta tecnología: luces de extrema potencia, radares, detectores de movimiento, sensores electrónicos y cámaras de visión nocturna conectadas a la policía fronteriza estadounidense.

Cuenta con diversos comandos militares altamente capacitados y equipados con los las más recientes innovaciones tecnológicas que les permite una vigilancia constante desde tierra y con helicópteros artillados.

Fuente: RT/TelesurTv