La Tauromaquia, si bien para algunas personas es considerada un arte y se mantiene como tradición en muchos países del mundo, lo que ocurre después de la “fiesta” es simplemente indignante y no puede creerse que sea la brutal consecuencia de una celebración.

Las imágenes son claras, toros muertos y ensangrentados en inmensas balanzas, bajo la atenta mirada de ¿curiosos?, ¿fanáticos?, quienes toman fotos y admiran al animal sin vida. Entre ese inusual público hay varios niños.

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La lucha entre si se debe o no prohibir la tauromaquia continúa entre los defensores de los derechos de los animales contra quienes apoyan las corridas de toros y aseguran que se trata de un arte con tradición.

Si bien se ha logrado que en algunos países se ha logrado abolir esta práctica, en muchos otros la corrida se mantiene y festeja año a año, a pesar de la tortura y maltrato que recibe el toro para deleite del público.