Antes de la era moderna, la gente en todos los rincones del mundo practicaban formas increíblemente brutales de tortura y ejecución. Tanto en América, Europa, África y Asia, estos métodos fueron la materia de las pesadillas de las personas.
Uno de los más brutales entre ellos fue la práctica de Lingchi en China. Este se practicó por primera vez en el siglo IX y fue utilizado por aproximadamente 1.000 años, hasta que fue prohibido en 1905.
Los condenados a Lingchi esperaban una muerte lenta, agonizante, y violenta, pues los ejecutores iban retirando tiras de piel y partes del cuerpo de la víctima durante el transcurso de tres días.
Las primeras cosas que retiraban eran los ojos, las orejas y los genitales. Según algunas estimaciones, la persona promedio condenada a Lingchi recibía alrededor de 3.500 cortes antes de que la tortura parara.
Sin embargo, según las estimaciones de la medicina moderna, la mayoría de personas murieron después de la primera docena.
Este método estaba reservado para aquellos que cometían delitos de traición y asesinato.