Tiranos, genocidas, racistas, fascistas; personajes que pasaron a la historia como dictadores y que murieron entre el odio de sus pueblos, algunos siguen vivos, pero tienen altos niveles de rechazo popular. Hombres que gobernaron naciones en medio del reclamo internacional, pero que no dejan de ser humanos.

Estos gobernantes se distinguieron por tener peculiares rasgos de obsesión que nos dejan ver cómo manejaban su población y todos sus intentos por pasar a la historia como una especie de superhéroes.

Un claro ejemplo de estas obsesiones ridículas es la que tenía el dictador sirio Muammar Gaddafi, quien amaba el bótox y los videos musicales que exaltaban sus virtudes. Además se auto declaraba “Rey de Reyes” y prohibía que las estrellas del deporte fueran más famosas que él. Además usaba peluca.