“Me gusta la carne humana porque es más blanda y salada y el Corán por religión, en un banquete es lo que más extraño cuando estoy fuera de mi país”, solía decir Idi Amin Dada, el expresidente de Uganda desde 1971 a 1979.

Durante sus ocho años de régimen dictatorial, murieron alrededor de 500 mil personas y Uganda quedó sumida en una profunda crisis económica. Al final, permaneció exiliado 20 años en Arabia Saudita.

Siempre se mostró reticente a hablar de su vida previa a la llegada al poder. Dentro del ejército consiguió suscitar admiración, proclamándose en diez ocasiones campeón nacional de boxeo en la categoría de pesos pesados.

El diario español El Mundo recuerda que Amin llegó al poder en 1971 con un rápido y sangriento golpe de estado contra el presidente Milton Obote, de cuyo gobierno fue jefe del ejército.

Convencido de que grupos extranjeros podían intentar algo en su contra, se rodeó de más de 23 mil guardaespaldas, no abandonó la jefatura del ejército y fue expulsando o matando a todos los que veía como posibles enemigos.

Fue calificado por sus críticos de “paranoico” y “megalómano”, Amin se convirtió en el primer líder africano negro que rompió relaciones con Israel, hasta entonces principal aliado de Uganda.

Las acusaciones de canibalismo se multiplicaron tras su expulsión de Uganda en 1979 ya que se encontraron frigoríficos con carne humana en los sitios que acostumbraba a frecuentar y muchos de sus funcionarios confesaron esta macabra afición.

Antes de que llegara al poder en 1971, ya había dado muestras de ser un soldado despiadado. Sus superiores estuvieron a punto de llevarle a un consejo de guerra por las atrocidades que cometía con los prisioneros: les metía pañuelos en la garganta hasta ahogarlos, los sometía a castigos inhumanos y a muchos les amputo los órganos sexuales.

Pero lo que hizo durante la dictadura rebasó todos los límites. Ordenaba la retransmisión televisada en directo de sus oponentes, a los que hacía vestir de blanco “para verles mejor derramar la sangre”.

En una ocasión, su ministro de Justicia llegó a contradecirlo públicamente. La leyenda urbana es que el funcionario, después de ser sometido a fuerte reprimenda televisada y a una tortura despiadada, se convirtió en el plato fuerte de un banquete que se ofrecía en palacio.

Se consideraba una máquina sexual. En una ocasión, le envió un mensaje a la reina Isabel de Inglaterra, de la que se consideraba amigo, en el que se refería a ella como “Liz” diciéndole: “Deberías venir a Uganda si quieres conocer a un hombre de verdad”.

Sus esposas tampoco se escaparon de su crueldad. Su primera esposa, Kay, fue asesinada y luego desmembrada en el interior de un automóvil. Sus brazos y sus piernas fueron cosidos al revés y fue exhibida durante muchos días como ejemplo de la crueldad a la que el dictador podía llegar.

El también llamado “Carnicero de Kampala” fue famoso por otras excentricidades, como hacer visitas sorpresa a la reina de Inglaterra, proclamarse “último rey de Escocia” o “conquistador del Imperio Británico”.

Fuente: Yahoo/ Excelsior