El embajador de Estados Unidos en Lima, Isaac Christiancy, le envió una carta, con fecha 4 de mayo de 1881 y en plena ocupación de la capital peruana por el Ejército chileno, al secretario de Estado, James G. Blaine, donde hacía notar sus preocupaciones.

En dicha misiva, enviada de manera confidencial, el diplomático dejó entrever que una anexión chilena era en realidad una anexión inglesa del Perú, dado su interés por el salitre, por lo que era necesario analizar una salida al conflicto, iniciado en 1879.

“Mi conclusión es que el único medio eficaz para que los Estados Unidos dominen el comercio del Perú, y eviten otro predominio o influencia material a lo largo de esta costa es o intervenir activamente, obligando a los beligerantes a un arreglo de paz en términos razonables, o gobernar al Perú por medio de un protectorado o una anexión”, señaló.

Incluso, Christiancy analiza cómo sería el futuro del Perú bajo el protectorado de EE.UU, similar a Puerto Rico, y con la Doctrina Monroe (“América para los americanos”), que planteaba la intervención estadounidense en caso de invasión de cualquier país europeo en la región.

“El Perú, en las manos o bajo el Gobierno de los Estados Unidos, pronto volvería a ser uno de los países más ricos del mundo… Cincuenta mil ciudadanos emprendedores de los Estados Unidos, dominarán a toda la población y harán al Perú totalmente norteamericano. Con el Perú bajo el gobierno de nuestro país, dominaremos a todas las otras repúblicas de Sud América, y la doctrina Monroe llegaría a ser una verdad”, agregó.

Sin embargo, dicha propuesta no pasó a mayores. Más adelante, en 1884, James G. Blaine tentó la Presidencia de EE.UU, pero fue derrotado por el demócrata Grover Cleveland. Volvió a la Secretaría de Estado de 1889 a 1892 y falleció en 1893.

Por: Christian Tinoco (@josechris)