Sus biógrafos afirman que siempre fue considerada una ‘marimacho’ por sus familiares y así lo demostró cuando decidió ofrecerse como voluntaria de la Cruz roja tras el estallido de la Primera Guerra Mundial.

Británica de nacimiento, se enroló en el ejército serbio como enfermera, pero ocho días después ya estaba en la primera línea, combatiendo cuerpo a cuerpo con sus enemigos.

Luego de su participación y tras ser herida por una granada, dejó la guerra y recibió varios reconocimientos por su valentía.