Tasha Sturm, una profesora estadounidense que trabaja en un laboratorio de microbiología en California, ha querido dejar claro a su hijo por qué le insiste tanto en que se lave las manos.

Para ello decidió hacer un experimento que está dando la vuelta al mundo: le pidió a su hijo de ocho años que, tras jugar un rato en el jardín con el perro de la familia, pusiera su mano en uno de esos platillos de laboratorio y presionara suavemente…

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En esa misma placa esta profesional había vertido previamente una sustancia utilizada en los laboratorios para hacer cultivos.

Así que, una vez tuvo la muestra, la introdujo en una incubadora y, un día después obtuvo el increíble resultado que vemos en la imagen: la huella de los millones de bacterias que pueden vivir en una mano sucia.

Tasha, que ha explicado que necesitamos estar en contacto con miles de microorganismos para desarrollar un sistema inmunitario fuerte, compartió el documento en la web de la Sociedad Estadounideense de Microbiología.