Con la masacre de Orlando que le costó la vida a 49 personas la bandera del arcoíris ha vuelto a flamear en todas partes del mundo. Desde Francia hasta Australia, miles se solidarizaron con la comunidad gay por lo que fue el tiroteo más letal de la historia de USA y el peor atentado contra la comunidad gay.
Aunque muchos creen que los colores estampados en la bandera siempre representaron a este sector de la sociedad, no siempre fue así porque esta surge en el siglo XVIII, cuando el político y revolucionario angloamericano Thomas Paine sugirió usarla para distinguir a los barcos neutrales durante períodos de guerra.
A inicios del siglo XX, el activista James William van Kirk diseñó una bandera con barras de arcoíris conectadas a un globo. Buscaba mostrar cómo las personas de diferentes países y razas podían vivir juntas en armonía. Y así fue por muchos años.
Ya en la década del 70, el artista Gilbert Baker, que vivía en San Francisco (USA) lanzó su diseño de ocho colores para un evento especial: el desfile del Orgullo gay. Así el 25 de junio de 1978, miles de hombre y mujeres la flamearon por primera vez.
Según cuenta Baker a la BBC, lo que quería era transmitir la idea de diversidad e inclusión, a través de “algo de la naturaleza para representar que nuestra sexualidad es un derecho humano”. El éxito del arcoíris fue tal que para 1990, ya era reconocida como un símbolo global de los derechos LGBT.
Los ocho colores de la bandera original de Baker representaban cada uno un aspecto distinto de la vida. Estos eran: Rosado: sexualidad, rojo: vida, anaranjado: curación, amarillo: luz del sol, verde: naturaleza, turquesa: arte, índigo: armonía y violeta: espíritu humano.
El número de barras luego fue reducido a seis. El rosado y el índigo quedaron fuera y el azul reemplazó al turquesa.