En julio del 2008, cuando Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, recorría varios países de Latinoamérica, incluido del Perú, presentando su obra teatral “11 y 12”, su excompañero de elenco Carlos Villagrán, conocido por personificar a ‘Kiko’, lo acusó de actuar para narcotraficantes colombianos.

El actor indicó que Gómez Bolaños, María Antonieta De las Nieves (“La Chilindrina”) y Rubén Aguirre (“el Profesor Jirafales”) habían actuado en fiestas de narcotraficantes con pleno conocimiento de quien los había contratado.

“Por supuesto que sabían, eso no hay vuelta de hoja. No nos chupamos el dedo. Sabían perfectamente a lo que iban (…) pero si todos estamos en contra del narcotráfico, ¿por qué apoyarlos de esa forma?”, indicó Villagrán aquella oportunidad.

Tras el escándalo que generó estas declaraciones, Gómez Bolaños dio su manifestación al respecto y rechazó esas versiones.

“No puedo asegurar con exactitud con quién o para quién he trabajado, no les pido su identificación al momento de firmar algún contrato (…), no me dedico a investigar para quién actúo”, apuntó.

Sin embargo, esta no era la primera vez que el comediante se había desmarcado de este tipo de actividades. Anteriormente fue acusado por Fernando Rodríguez, hijo del exjefe del cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, en su libro “El hijo del ajedrecista”.

Rodríguez sostuvo que su padre contrataba para fiestas infantiles al elenco de “El chavo del ocho”.

Chesírito diijo entonces que nunca estuvo “ligado al narcotráfico en ninguna de sus formas”, que no tenía amistad con ningún ‘narco’ ni había participado “en negocios provenientes de tal industria criminal, ni directa ni indirectamente”.

A pesar de esas acusaciones que nunca pudieron demostrarse, el actor es uno de los personajes más queridos de este lado del mundo, y tras su desaparición deja un gran vacío en el corazón de muchos niños que crecieron con sus personajes.