El papa Pío XII exorcizó “varias veces” y a distancia a Adolf Hitler, por considerarlo una persona poseída; un endemoniado; un hombre tan diabólico en sus programas de dominio y de exterminio, hasta el punto de estar dominado por las fuerzas del mal. Así lo declaró Sor Pascalina, secretaria particular del Pontífice.

Según versiones históricas, estos hechos ocurrieron durante la guerra y “varias veces”. Se trata de algo inusual, ya que los exorcismos se hacen normalmente sobre personas poseídas por el demonio o víctimas de ataques diabólicos.

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En el exorcismo el Papa invocaba a Dios para que liberase a aquella persona de la influencia diabólica que sufría el Führer y en base a la cual actuaba.

Los obispos de aquella época estaban persuadidos de que Hitler estaba endemoniado, así que alertaron al Santo Padre, y éste, cuando se empezó la guerra, no sólo hizo oraciones, sino que recurrió al exorcismo sobre Hitler en su Capilla privada.

Algunos recuerdan que el papa dijo esto refiriéndose al líder austriaco: “Este hombre está completamente poseído, todo lo que no le sirve lo destruye; todo lo que dice y escribe lleva la marca de su egocentrismo; este hombre es capaz de eliminar todo aquello que le resulta un obstáculo. No llego a comprender cómo en Alemania, incluso entre las personas mejores, no se percatan de lo que escribe y dice”.