Si para Estados Unidos (USA), Marilyn Monroe representó el erotismo y belleza total, para la Alemania Nazi de Adolf Hitler, Kristina Söderbaum era el vivo perfil de la “mujer aria perfecta”. Su belleza e infartantes medidas fueron usadas para la propaganda en plena Segunda Guerra Mundial; pero ¿quién era ella y cómo se prestó para dar vida a personajes cinematagráficos que inspiraban a los alemanes a cometer actos atroces?
Kristina Söderbaum fue la máxima estrella de las películas que el régimen nazi utilizó para consagrar el odio a los judíos. Años más tarde, cuando Adolf Hitler se suicidó, se dio cuenta de lo que había ayudado a propagar y lamentó los hechos.
’La mujer aria perfecta’
En 1990, Kristina Söderbaum contó detalles inéditos de su relación con Adolf Hitler y Joseph Goebbles. También cómo se enteró de los campos de concentración .
Incluso a sus ochenta años, Kristina Söderbaum seguía siendo preciosa. Sueca de nacimiento, tenía grandes ojos de color azul verdoso y pelo platino rizado. Siempre se maquillaba y quizá por eso cuando conoció a los altos mandos nazi, todos quedaron rendidos ante ella y decidieron usarla como imagen oficial de su campaña.
Söderbaum aseguró que Joseph Goebbels, jefe de la propaganda nazi, nunca la miró con muy buenos ojos y una vez le dijo que no era sexy, pero sí erótica y “eso era suficiente”.
“Terriblemente, muchísima gente se enamoró de mí. Si eso me convierte o no en un sex-symbol, no lo sé”, dijo.
la película más antisemita de la historia
Kristina Söderbaum señaló en aquella oportunidad que si había algo que quería olvidar era su participación en Jud Süß, película considerada la más antisemita de la historia que narra cómo Joseph Oppenheimer Süß, un prestamista judío, viola a Dorothea Stum (Söderbaum).
“Me querían a mí para interpretar a esta chica rubia, no muy inteligente, amable y aria”, dijo. Años después, precisó, se dio cuenta del desastre que significó esa historia.
“Hoy todos sabemos mucho más de la guerra. Entonces no sabíamos nada. Ahora lo sabemos por las películas que hemos visto, por fotos horribles en los campos de concentración y ese tipo de cosas. Entonces de repente se vuelve mucho peor y una dice, ‘por Dios, yo ayudé a que esto pasara’. Cuando actuábamos en esto, incluso siendo forzados a hacerlo, no pensábamos eso. No sabíamos para qué se usaría”, agregó.