Paula, una de las hermanas cercana a Adolf Hitler, precisó en varias ocasiones que el líder del nazismo siempre mantuvo una relación distante con toda la familia, es más, sólo se veían una vez al año. Incluso le insistió muchas veces que ella debía cambiar su apellido Hitler al de Wolf, y así lo hizo, llamándose Frau Wolf.

Dejo Múnich y se mudó a Austria, pero no dejó de gozar de un importante beneficio, siempre vivió a costa de la dieta mensual que le enviaba su hermano, incluso en ocasiones acompañaba el envío con regalos como caramelos, galletas o jamón español, un toque bastante “tierno” para venir de alguien como Hitler.

A fines de mayo de 1945, un oficial de inteligencia norteamericano llamado George Allen, logró dar con Paula Hitler o Frau Wolf, pues ella sería pieza importante de la investigación sobre su hermano.

TE PUEDE INTERESAR: CIA: Revelan perfiles psicológicos de los dictadores más famosos

“A mi hermano nunca le gustó la carne, incluso cuando era joven” aseverando que el líder del movimiento nazi era absolutamente vegetariano.

A esa sorpresa, también indicó lo importante que fue su formación católica. “Creo que mi hermano Adolf nunca abandonó formalmente la Iglesia”. Dato que dejó estupefacto a Allen, pues su historia indicaba todo lo contrario.

Otra curiosidad es que el cabecilla del Tercer Reich, nunca se sintió identificado con su familia. “No tengo ninguna noción de historia familiar. Esas cosas no están en mi naturaleza. Sólo pertenezco a mi pueblo”, decía Hitler durante una de sus charlas de sobremesa.

Durante la guerra trabajó de secretaria en un hospital, y una vez finalizada la contienda fue retenida durante bastante tiempo por el servicio de inteligencia del ejército norteamericano.

Al ser liberada- no tenía cargos en su contra-trabajó en Viena en una tienda de arte, para más tarde trasladarse a Berchtesgaden. No se casó y siempre vivió sola hasta su muerte en Hamburgo en 1960.

Fuente: Guioteca.com