El expresidente Alejandro Toledo habría mostrado una conducta política y personal cuestionable cuando era uno de los rehenes del grupo original durante la toma de la residencia del embajador japonés por el MRTA en 1996, según diversos testimonios.

De acuerdo con testimonios de rehenes que compartieron la habitación con Toledo y datos del libro Secretos del túnel (Editorial Norma, 1997), del periodista Umberto Jara, el chakano es descrito como un político astuto y oportunista que se allana para lograr la confianza del cabecilla Néstor Cerpa y ser incluido en la lista de los 38 prisioneros que salieron del encierro al tercer día.

El libro de Jara consigna el siguiente testimonio: “Sandro Fuentes Acurio, exjefe de la Sunat y exministro de Trabajo: ‘El día viernes en la tarde (tercer día de cautiverio), Alejandro Toledo vino a mi pabellón y habló conmigo para que convenza al grupo para firmar un documento en respaldo a las demandas del MRTA. Si bien condenamos los métodos violentos, debíamos decir que sus exigencias eran válidas. No le hice caso. En realidad, lo que él estaba haciendo era negociar su salida. Actuó así desde el principio”.

El testimonio de Fuentes, según el texto, prosigue así: “Cuando (Toledo) habló conmigo, no sabía que un rato antes uno de mis compañeros me pasó la voz para acercarme a la escalera de servicio y allí lo vimos a Toledo sentado y un escalón más arriba Cerpa, también sentado, con su ametralladora en las rodillas, le dictaba el comunicado que después nos pidió firmar”.

El texto agrega que “obviamente, nadie aceptó firmar pero ese viernes en la noche, Toledo fue liberado. Cuando anunciaron su nombre en la lista de los que salían, hubo una ovación burlona, sobre todo del grupo de los boy scouts a los cuales los hacía callar como si fuese un miembro de seguridad del MRTA”.

El relato continuó así: “Esa noche lo vimos por televisión. Mientras Javier Diez Canseco leía un comunicado alcanzado por los emerretistas, a su lado Toledo hacía mímica asintiendo todo lo que oía. En la residencia nos moríamos de risa al ver la escena”.

Casi 16 años después de ese hecho, Fuentes dijo al diario Correo sobre lo ocurrido: “Toledo nos pidió a los rehenes que firmáramos un comunicado exigiendo al gobierno que se aviniera a negociar. En todo caso, en mi zona (comedor) nadie quiso firmar. Yo tampoco, porque no nos parecía estar en posición de exigir nada. Esa noche (viernes 20) Toledo salió de la residencia”.

Fuentes agregó que la escena de Cerpa y Toledo fue comentada por algunas personas ese día como un hecho que fue parte de sus habilidades de constante superviviente.

Fuente: Diario Correo