a los 66 años reapareció en una actividad proselitista en favor , a quien pidió que la población apoye con su voto y ha tratado también de . Su presencia podría ahuyentar los rumores de los ataques que sufrió por parte de su exesposo o, por el contrario, traerá el recuerdo de aquellas épocas oscuras de denuncias y maltratos. De lo que no queda duda es del innegable amor de madre que posee.

Un poco de historia

Susana Higuchi, nació el 26 de abril de 1950, estudió en un colegio público cuando la educación estatal era de calidad y también lo hizo en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde se recibió como ingeniera civil. A los 24 años se casó con Alberto Fujimori, joven ingeniero agrónomo, decano de la Universidad Agraria quien, pese a tener una carrera estable como académico, tentó en política y lograría lo impensable: convertirse en presidente de la República en 1990.

Madre de cuatro hijos, Keiko Sofía, Hiro Alberto, Sachi Marcela y Kenji Gerardo, se establecieron en Palacio de Gobierno con el flamante presidente Fujimori, sin imaginar que dos años después comenzaría en dicho lugar su calvario.


Susana denuncia entrega de “estropajos”

Existen muchos rumores que el matrimonio Higuchi-Fujimori estaba resquebrajado a inicios de los 90, pero lo cierto es que la fisura recién se hizo evidente cuando Susana denunció el 24 de marzo de 1992 ante la opinión pública que los hermanos de su esposo, Rosa y Santiago Fujimori, estaban traficando con las donaciones de ropa entregadas por el Japón para los niños pobres del país.

Un escándalo, por donde se le mire. La propia esposa del presidente denunciando a su familia política. Por supuesto que esta declaración pública debió incomodar al presidente Fujimori, quien trató de minimizar lo dicho por Susana y sin embargo el escándalo estaba desatado y la noticia llegó al ámbito internacional.

¿En qué consistió la denuncia? La primera dama, que lideraba la Fundación Por los Niños del Perú, dijo que Clorinda Ebisui, esposa de Santiago Fujimori, utilizando su nombre, entregó estropajos a los niños pobres de Talara, quedándose lo mejor para ella y sus cómplices. Hay que agregar que de Japón no solo llegaba ropa, sino también millones de dólares. Así se marcó el inicio de una etapa oscura, de torturas y privaciones.

Los estropajos:


Las torturas, el encierro e intento de asesinato

12 días después de la denuncia de Susana Higuchi, el 5 de abril de 1992, se perpetró el autogolpe de Estado. Se disolvió el Congreso, tanques y militares tomaron las calles y se le impidió a senadores y diputados cumplir con sus labores. Con estos atentados a la libertad, ¿qué podía esperar la primera dama Susana Higuchi?

Poco. En octubre del 2001, en el Congreso de la República, la exprimera dama confirmó las torturas y el encierro en el SIE:

“Sufrí tortura con electroshock en dos oportunidades: una en el año 1992 y otra en el año 2000. El electroshock fue luego de la denuncia de la ropa donada, luego del autogolpe, y dentro de esos cuatro meses que me mantuvieron encerrada en el Pentagonito (Cuartel General del Ejército), en el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), me torturaron con electroshock. Todavía pueden ser visibles ciertas huellas de quemadura hasta en la cara y en todo el cuerpo.

Susana Higuchi, además, en noviembre del 2001 narró algo que a más de uno sorprendió, por el grado de odio que demostraba, según lo contado, el expresidente Fujimori:

“Efectivamente él, el mismo [Alberto] Fujimori de manera personal echó Paratión —que creo que es 10 o 100 veces más potente que el Folidol y puro— en los aires acondicionados de la alcoba presidencial que mide más o menos un metro por 70 centímetros, y en dos máquinas de aire acondicionado, previo chequeo de que yo estaba bien dormida. Y no era así. Yo me hice la dormida porque estaba leyendo [la revista] Selecciones”.

Exprimera dama confirma tortura:


El día que dejó de ser primera dama

“No se puede ceder a la intimidación y al chantaje, vengan de donde vengan”, comenzaba la justificación del expresidente Alberto Fujimori para separar a su esposa, Susana, del cargo de primera dama, en mensaje a la Nación, con el característico juego de cámaras. Fue el 23 de agosto de 1994.

“He decidido por ello separar a mi esposa de la función de primera dama”, expresó Fujimori en 1992, incómodo por tener en Palacio a la mujer que denunció a su familia y que en los siguientes años sería vivo testimonio de un régimen que tuvo pasajes oscuros y plagados de crueldad.

“La democracia empieza por casa”, replicaba Susana Higuchi y en ese entonces, desde que denunció a su familia política, desde que fue echada de Palacio y alzó los brazos con un ramo de flores, comenzó una carrera política que asustó a su aún esposo. Es por ello que el presidente cambió la Ley para evitar que, en su calidad de cónyuge, pueda postular a la presidencia de la República.

¿Quién la reemplazó? Su joven hija de 19 años, Keiko Fujimori, inició en aquel tiempo su labor como primera dama. Mientras el presidente buscaba truncar la carrera política de su esposa, comenzaron las aspiraciones de su hija, que se mantienen hasta el momento con pretensiones presidenciales.

Mensaje a la Nación:


Reaparece, pero no es una sorpresa

Si bien ahora reapareció Susana Higuchi en las Elecciones 2016, no es una sorpresa porque en los comicios pasados también apoyó a Keiko Fujimori, siempre evitando profundizar sobre las denuncias de antaño o responder sobre las torturas que sufrió de parte de Alberto Fujimori.

Sin embargo, la candidata de Fuerza Popular sí ha respondido sobre esto y ha negado que tales sucesos hayan ocurrido, asegurando que se tratan de “leyendas”, descartando que su padre sea el culpable de estos crímenes y contradiciendo, de esta manera, a su madre, quien abnegada guarda silencio, a la espera que su hija, esta vez, sí logre ser presidenta del Perú.

Susana reaparece en evento proselitista:


Susana y el innegable amor

Primero, la exprimera dama trató de traerse abajo la denuncia en contra de su hija sobre de dónde salió el dinero de sus estudios. declaró que dicho dinero provenía de las arcas del Estado, la versión de Keiko es que se pagó con dinero de la venta de la casa de un familiar, pero ahora Susana asegura que fue su padre quien financió los estudios en el extranjero. Tres versiones para una sola denuncia.

Ahora, a poco de su día, Susana Higuchi dijo lo impensable: “La vida es muy corta y no hay tiempo para odiar, así que no se preocupen, yo no odio a Fujimori”. Muchos creen que se trata de un cálculo político y, si fuese así, estamos seguros, no tendría afán monetario o político, es solo una simple muestra del amor de una madre por sus hijos, a pesar de todas las denuncias y controversias.