Una mezquita improvisada y menús sin carne de cerdo sirven para honrar a los invitados durante la cumbre de países suramericanos y árabes en Lima, aunque no falta el licor que en su día casi embriagó al expresidente de EE.UU. George W. Bush.

La organización del encuentro promocionó en el centro de prensa un coctel pisco y chirimoya, creado por el chef peruano Eladio Espinosa, quien recordó que el presidente estadounidense “se bebió seis copas y quedó mareado” durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico (APEC) de 2008.

Espinosa es consciente que los musulmanes no toman bebidas alcohólicas pero confió en que algunos, al menos los periodistas de estos países relajen sus mandatos religiosos y prueben su “Divino Pecado”, el paradójico nombre de su bebida.

Los organizadores no han olvidado los mandatos de oración que siguen los musulmanes y en una sala se ha habilitado una improvisada mezquita.

Se trata de una austera sala con paredes negras, sin más decoración que una fotografía en blanco y negro de La Meca que indica la dirección hacia donde deben orientarse las plegarías.

Parte de su suelo está cubierto con una moqueta gris para descalzarse, y aunque no hay ningún almuédano que convoque a la oración, en la puerta se ha colocado un cronograma con las horas exactas de cada una de las cinco oraciones diarias.

Entre medias de cada oración el servicio de cafetería preparó menús sin carne de cerdo, prohibida por el Islam, y optó por el pollo y por recetas criollas con productos autóctonos y compatibles con los preceptos islámicos.

Por ello se ofrecía como entrada un tamal de maíz o papas con salsa huancaina, elaborada con queso fresco, ají, limón y leche, mientras que de plato principal había pollo con arroz y verduras o fríjoles con carne de vacuno y arroz.

La bebida no fue un problema ya que se servía la chicha morada, una de las más conocidas de Perú, elaborada al hervir maíz morado y servida helada, sin ningún grado de alcohol.

Fuente: EFE