Los 324 delfines, que agonizaron durante dos días en el mar piurano y luego sus cuerpos vararon en playas lambayecanas, no murieron por envenenamiento y tampoco se descarta que fallecieron por las prospecciones sísmicas utilizadas por las empresas petroleras.

Esto tras el análisis toxicológico practicado a estas especies que está en el informe preliminar titulado “Mortandad de delfines en las playas del norte” que fue expuesto en el Congreso por el presidente del Instituto del Mar del Perú (IMARPE), Germán Vásquez-Solís.

Vásquez indicó que además, que el Instituto Tecnológico Pesquero (ITP) entregará los resultados en los próximos cinco días sobre toxinas y metales pesados. En tanto, agregó, las pruebas histopatológicas (biopsia), que realzarán científicos norteamericanos, culminarán en 15 días, informó RPP.

La viceministra de Pesquería, Patricia Majluf, indicó que durante una reunión con representantes de la empresa BPZ ellos no pudieron dar una explicación detallada de los impactos directos y menos de los efectos indirectos de las ondas sonoras sísmicas 3D sobre la fauna marina.

“El estudio de impacto ambiental de BPZ tuvo que haber incluido la descripción detallada del área de influencia y los decibeles que se dan en la zona de impacto (Lote Z-1), sostuvo Majluf.