Mientras el premier Salomón Lerner, durante el sábado 29, reconocía que el caso del vicepresidente Omar Chehade era “una piedra en el zapato para el gobierno”, el aludido paseaba en Machu Picchu, buscando, al parecer, relajarse y evitar la presión mediática.

Cabe recordar que Chehade, quien está implicado en un presunto tráfico de influencias, había solicitado a la Comisión de Ética la prórroga de una semana para realizar sus descargos, que finalmente fueron programados para el miércoles 2 de noviembre.

El congresista se había allanado a la investigación el pasado 19 de octubre pero luego solicitó los días adicionales para preparar su defensa.

Según informó Caretas, el viernes 28 tomó un vuelo a Cusco y llegó allí a las 8:30 horas. Se hospedó en el Hotel Novotel de la ciudad y al día siguiente, sábado 29, visitó Machu Picchu. En ese centro arqueológico, una turista fotografió al vicepresidente, quien mostró un gesto de incomodidad.