“Muchas veces he deseado tener una pistola… sería mejor”. Con esta y otras frases, el exmandatario jugaba su última carta ante los cinco psiquiatras que le visitaron el pasado viernes 22 de febrero.

Ese día, en una evaluación que duró aproximadamente dos horas, los psiquiatras iban interviniendo uno a uno. Y finalmente tres de ellos dieron un diagnóstico curioso: “Depresión profunda con riesgo suicida”. Esta fue la conclusión de la doctora Giovanna Lecussan, médica psiquiatra del hospital Arzobispo Loayza, que aparentemente habrían confirmado otros dos médicos del equipo, uno de ellos un representante del INPE.

El psiquiatra Jesús Calizaya, del hospital Noguchi, y la psiquiatra Isabel Vásquez, del hospital Arzobispo Loayza, coincidieron en un diagnóstico diferente: “Depresión moderada”.

Es decir, tres contra dos. En un comienzo se intentó conciliar las posturas de los cinco psiquiatras para que hubiese un consenso, pero al final los cinco mantuvieron su posición, informó el semanario Hildebrandt en sus Trece.

Además, de la evaluación psiquiátrica, Fujimori también fue examinado por médicos oncólogos, especialistas en medicina general y por cardiólogos. Algunos de estos doctores especializados en salud física y clínica habrían dejado constancia en el informe de la Junta Médica Penitenciaria de la cárcel no constituye un peligro de agravamiento de la enfermedad de Fujimori.

“No se ha detectado ningún estado de gravedad”, dijo una fuente al semanario.