En Bélgica, una marca de cerveza ideó una broma a parejas inocentes aficionadas al cine.

La sala supuestamente estaba llena de una banda de motociclistas tatuados y enojados. Y sólo había dos asientos disponibles en el medio del salón.

Sus reacciones no tienen precio. Muchas abandonaron el lugar y otras se arriesgaron a lo desconocido.

Al final, el precio por su audacia fue un buen sorbo de cerveza, informó Contexto.com.ar.