Los hisopos que introducimos en nuestros oídos con la intención de quitar el cerumen es el principal causante de los trastornos auditivos que sufrimos. Además, la forma en la que el ser humano se deshace habitualmente de ellos (tirándolos al inodoro) está provocando un tremendo impacto en el medio ambiente.

ha sido el primer país que ha prohibido su venta desde el 2020 y así evitar que sigamos contaminando el mundo y, más en concreto, el fondo de los océanos. Según algunos datos, el 60% de los residuos que se tiran al inodoro son hisopos. Su pequeño tamaño hace que consigan esquivar cualquier tipo de filtro y acaben en el fondo de los mares.

A esto hay que sumarle un artículo que la publicó el mes pasado y que recoge tres razones para retirar definitivamente los hisopos de nuestros baños. Éstas están basadas en las recomendaciones publicadas por la Academia Americana de Otorrinolaringología:

1. No los necesitas

Pese a lo que se suele decir, no necesitamos limpiarnos los conductos auditivos ya que éstos se limpian por sí solos. Así lo asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y mucho menos hay que hacerlo introduciendo productos como hisopos, que inicialmente fueron creados para cumplir con otros menesteres que nada tienen que ver con la higiene personal.

2. Causan daño

“Meter un hisopo con la punta de algodón o en la oreja puede dañar el canal auditivo o el tímpano o empujar el cerumen más lejos, consiguiendo que al final sea más difícil eliminarlo”, aseguran desde la . Esto podría provocar al final que se produjeran infecciones en el oído y dolor.

3.La cera no es signo de suciedad

Desde siempre el cerumen en el oído se ha relacionado con la suciedad. Y se trata de todo lo contrario. La generación de cera, tal y como apuntan en el artículo de la , “no es un reflejo de la falta de limpieza, sino un signo de oídos normales y sanos”. En realidad, esta sustancia hace que la piel del oído no se seque, evita que la suciedad del aire llegue hasta el tímpano y consigue acabar con las células muertas. No lo sabías. Ahora lo sabes.

¿Qué hacemos con la cera?

En el caso de que una persona pueda sufrir ceruminosis (acumulación excesiva de esta sustancia en el conducto auditivo externo que puede provocar la pérdida parcial de la audición, infecciones, irritación y malestar), los médicos suelen prescribir unas gotas o utilizar su propio instrumental. De esta forma, evitan el uso de los hisopos y facilitan la salida del cerumen de forma adecuada.

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