El hombre mantiene algunos de estos gigantes en su casa a los que alimenta con diversas cosas y, con algunos realiza juegos de demostración a quien llegue a mirar.

Uno de los más extraños es lanzarle sandías o calabazas a un cocodrilo de más de 800 kilos.

Ahora Womer ha decidido ir más allá y, demostrando su valentía y confianza en los cocodrilos, a comenzado a darles de comer desde su boca. El adiestrador pone una salchicha en su boca para que el animal se la quite.

Sin lugar a dudas una acción arriesgada y que podría acabar en cualquier momento con su vida.