Sin duda uno de los mejores engaños que se concretaron en la Segunda Guerra Mundial y que demuestra que durante las guerras no solo se necesita de un poderoso armamento, un buen número de soldados ni tecnología de última generación para hacerle frente al eventual enemigo.

Así lo demostró el denominado Ejército Fantasma que engañó a los nazis con vehículos inflables, sonidos y transmisiones de radio falsas. Para ello se reclutó a artistas, arquitectos, actores, diseñadores e ingenieros que creaban figuras muy simples intentando emular equipamiento militar.

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Si bien los primeros resultados no fueron eficaces porque no solo bastaba con presentar estructuras ficticias y por ello las acompañaron de diversos sonidos que emitían en altavoces para que los enemigos escucharan “cómo se preparaban para el ataque”.

Las artimañas llevadas a cabo por esta tropa especial contribuyeron en gran medida a desviar a los soldados alemanes de las zonas de combate donde se concentraban los ejércitos aliados.