En la nación caribeña muchos padres echan mano de nombres extravagantes y cariñosos para bautizar a sus retoños. Sin embargo, los hijos pueden optar por un cambio al cumplir los 18 años.

Así, no es raro que James Bond Cero Cero Siete (escrito con letras) y cuyos apellidos son Carrión Vargas comparta nacionalidad con John F. Kennedy Santana y Winston Churchill de la Cruz, o con Bruce Lee Antonio Félix o Joe Dimagio (escrito con una sola g) Fernández.

En el registro civil dominicano figuran nombres cariñosos como Mami, Papi, Querida o Teamo Amador, pero también algunos considerados despectivos como Seno, Herpes, Naris (sin z) o Ano.

También los hay relacionados con profesiones como Médica, Piloto y Profesora o con marcas extranjeras como Mazda, Datsun y Toshiba, así como suspicaces como Adicto, Coca y Peligroso.

El interés de un padre en poner nombres fuera de lo común a sus hijos “refleja un sentimiento de inferioridad respecto a la adopción de la cultura lingüística que nos corresponde”, reflexionó en declaraciones a Efe el presidente de la Academia Dominicana de la Lengua, el literato y filósofo Bruno Rosario Candelier.

Hace tres años la Junta Central Electoral, encargada del registro civil, aprobó una resolución que prohíbe la declaración de personas con nombres extravagantes, extranjeros o despectivos, o que no permitan una clara identificación del sexo.