En las imágenes, el niño brasileño de 3 años se dispone a comer un pulpo, pero de inmediato inicia un interrogatorio que termina por hacer llorar a su madre.

“No me gusta que los animales mueran. A mí me gusta que sigan en pie, felices”, le dice a la mujer, que entre lágrimas le dice que puede quedarse sólo con las papas, si así lo desea.