Al ver que sus papás no quisieron comprarle un perro cuando tenía cinco años, él no tuvo problema en coger sus bloques de Lego y crear su propia mascota. Era tan real que le quedó gustando. Cada vez que jugaba a ser astronauta o estrella de rock, reunía sus fichas de colores y armaba guitarras eléctricas o cohetes. Hoy en día se da el lujo de exhibir sus creaciones como obras de arte en galerías de Nueva York, París, Hong Kong, Londres y Singapur, donde es conocido como el “artista del ladrillo”.

Nada mal si se tiene en cuenta que a pesar de su talento para armar figuras a escala, había escogido las leyes como profesión. Tras estudiar Derecho en la Universidad de Nueva York, ejerció como abogado. Aunque fue una oportunidad importante para su carrera, el niño que lleva dentro hizo de las suyas y lo convenció de participar en el Lego Master Model Builder en 2004, una competencia que buscaba al mejor diseñador de Lego de Estados Unidos. Unas pocas horas de práctica en la casa fueron suficientes para ganar y, de paso, para abandonar las leyes a cambio de trabajar en Legoland con un sueldo de 30.000 dólares al año.

Basta ver su trabajo para constatar que, de verdad, la imaginación no tiene límites. Tampoco las perspectivas laborales, porque no cabe duda de que Nathan Sawaya ha encontrado la manera más divertida de ganarse la vida.

Fuente: Cromos.com.co