La flautista japonesa Yukie Ota se encontraba interpretando “Sonatina para flauta y piano” de Sancan, como parte de un concurso internacional, cuando una inesperada aparición se posó en su rostro, negándose a irse. Se trataba de una mariposa de color café.

Sin embargo, armándose de paciencia y haciendo gala del profesionalismo nipón, la intérprete continuó ejecutando su pieza sin fallar una sola nota hasta el final, cuando aprovechó para sacarse a la mariposa de encima.

Comentaristas de redes sociales señalan que la mariposa parecía “disfrutar” de la música, ya que aleteó sus alas en numerosas ocasiones mientras que Ota interpretaba la melodía.

No es la primera vez que se ve cómo los profesionales de la música clásica tienen que improvisar ante cualquier molestia. Hace poco también llamó la atención la divertida respuesta que un violinista tuvo durante uno de sus conciertos, cuando el tono de Nokia de uno de los asistentes sonó en mitad de la actuación.

Fuente: Sdpnoticias.com