Christie Swadling era una joven australiana como cualquier otra, con el peso normal y además deportista, aquello hasta que comenzó a vivir una verdadera obsesión por parecerse a su ídola, Miranda Kerr, cuando tan solo tenía 12 años.

Poco a poco la vida de la joven, que hoy tiene 18 años, comenzó cambiar, las carreras de larga distancia y las competencias regionales de atletismo fueron quedando en el recuerdo para dar paso a una obsesión por los hábitos alimenticios.

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Primero Swadling fue bajando la cantidad de sus comidas, hasta llegar a consumir sólo 200 calorías por día y a tener problemas incluso hasta para caminar. Llegó a pesar apenas 30 kilos.

Todo era detonado por querer parecerse a Miranda Kerr, por emular su espectacular físico. “Me gustaba el hecho de que fuera muy alta y delgada. Amaba su vientre. Siempre tuve problemas con mi estómago y el suyo era plano y sus costillas lucían adorables”, señaló la joven a Mirror.

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La obsesión llevó a la menor a la anorexia, la que a su vez la llevó a pasar su cumpleaños número 17 en un hospital. “Los médicos me decían que no sabían cómo estaba aún de pie o viva”, confiesa.

Actualmente la joven australiana de 18 años está en la fase de recuperación, pesa 44 kilos y señaló que una de sus metas a futuro es ayudar a personas que sufran lo que ella vivió en carne propia.