Los glaciares de la Cordillera Blanca, la cadena tropical más alta del mundo, han retrocedido un 30 por ciento en los últimos 40 años debido al cambio climático. De los 720 kilómetros cuadrados de glaciares que había en 1970, ahora tan solo quedan 510, afirmó en conferencia César Portocarrero, ingeniero de la Unidad de Glaciología de Perú.

Indicó que el retroceso de los glaciares de pequeño tamaño es mucho más acelerado: algunos tienen un 70 por ciento menos de superficie ahora que en 1970 y que, además del impacto medioambiental, el deslizamiento de una parte del glaciar lleva aparejado a veces consecuencias para la población.

“En zonas remotas no afecta a la población, pero puede ser que una parte del glaciar se caiga sobre alguna laguna”, que en la Cordillera Blanca suman 830, precisó.

Aunque, según datos oficiales, tan solo unas tres o cuatro lagunas, localizadas en Huaraz, Carhuaz y en el famoso Callejón de Huaylas, constituyen un alto riesgo de aluviones para los pobladores de la sierra peruana.

Conscientes del peligro, los ingenieros peruanos emprendieron en la Cordillera Blanca 34 obras para proteger a la población y pronto se le sumarán nuevas, como la proyectada para una laguna que almacena 17 millones de metros cúbicos de agua (frente a los 3,6 millones deL 2003).

Portocarrero subrayó que la pérdida de masa glaciar provocará un déficit de agua para los pobladores de la sierra y calculó que será en 20 años cuando se empiece a notar lo que los expertos llaman “estrés hídrico” o escasez de agua.