En 1910, una mujer aburrida de su esposo encerró a su joven enamorado en el ático para tenerlo a su disposición. El insólito “arreglo” duró casi 10 años y terminó en tragedia, según el portal de noticia Infobae.

El de Walburga “Dolly” (1880-1961) con Fred Oesterreich no fue un matrimonio feliz, aunque para ella representó un ascenso social. El hombre era un rico empresario, dueño de una importante fábrica textil en Milwaukee. Pero era más aficionado a la bebida, a la caza y a las salidas con sus amigos. La mujer buscó consuelo en otros brazos.

Hasta que, en 1913, conoció al joven Otto Sanhuber, adolescente de frágil aspecto, enviado por la firma Singer a la fábrica de Oesterreich para reparar una máquina de coser. Sanhuber era un muchacho huérfano que no sabía exactamente su propia edad, entre 16 ó 17 años.

Por aquel tiempo, Dolly había perdido a su único hijo, también adolescente. Al parecer, fue esto lo que le inspiró simpatía hacia Otto, quien empezó a frecuentar su casa, hasta que estalló la pasión entre ellos.

Durante tres años, el romance siguió el curso “normal” de este tipo de historias. Pero pronto un vecino entrometido notó las idas y venidas de la esposa infiel y de su amante y le fue con el cuento al marido. Dolly inventó una excusa y Oesterreich se la creyó.

Sin embargo, habían entrado en zona de riesgo. Entonces, ella, para evitar a los fisgones, no tuvo mejor idea que proponerle a su amante mudarse al ático de la casa. Él aceptó de buen grado: tendría casa, comida y un “trabajo” más divertido que reparar máquinas de coser. Además, soñaba con ser escritor…

Dolly acondicionó el desván, convirtiéndolo en un verdadero hogar para Otto. Pero no fue gratuito: además de hacerle el amor a la dueña de casa, el muchacho se ocupaba de las tareas domésticas: lavar, barrer, quitar el polvo de los muebles…

Por precaución, ella lo encerró: colocó un candado en la puerta y llevaba siempre la llave consigo; la excusa era evitar una visita indiscreta de su marido. A éste le dijo que guardaba allí sus pieles para evitar un hurto.

Una noche de agosto de 1922, Otto escuchó a los Oesterreich discutir y, creyendo que Fred golpeaba a Dolly, salió del ático armado con dos pistolas. Los dos hombres se trenzaron en una pelea y una de las armas se disparó hiriendo de muerte a Fred.

La pareja decidió fingir un robo: el muchacho encerró a su amante en un placard y robó algunas cosas de valor, antes de volver a su escondite en el ático.

Más adelante, Dolly fue denunciada por otro de sus amantes, al que le había pedido el favor de deshacerse de la pistola. La mujer fue arrestada, pero la policía no pudo probar su participación en el crimen. Fue liberada.

Mientras ella estaba presa, Otto se había mudado a Canadá no sin antes confesarle la verdad al abogado de la mujer, quien, en 1930, contó a la policía lo sucedido. Otto y Dolly fueron arrestados, pero el crimen ya había prescripto. Fueron liberados y cada uno siguió su vida por su lado.

En el cine, Dolly fue interpretada por Anne Archer, en un film rodado en 1995, The Man in The Attic.

Fuente: Infobae