Contó lo siguiente: “Ayer me mudé a mi departamento. Está en un antiguo monasterio inglés del siglo XIX reconvertido y que ahora tiene unos 30 departamentos. Tengo una pequeña habitación en la planta baja. Conseguí un buen precio, pero no supe su verdadero valor hasta que encontré un área digna de cualquier película de exploradores”.

El relator señaló que descubrió que había una escotilla disimulada en el piso, la abrió y halló algunas herramientas y latas de pintura viejas en lo que parecía ser un lugar de almacenamiento.

Pero al quitar las cosas, vio una escalera… “¡Tenemos un calabozo!”, escribió. “En este momento yo no podía creer mi suerte, y estaba completamente asustado, ya que fue todo inesperado. Sospeché que la mazmorra se extendía por debajo de todo el edificio, así que cerré la escotilla (con la puerta del baño encajada sobre ésta) y esperé a que viniera un amigo. Entonces procedimos a inspeccionar el lugar”.

El sorprendido explorador encontró un gran espacio abandonado en el sótano del edificio. Había grafitis (señal de que hubo gente recientemente), una cama o cripta, algo así como un asiento hecho de ladrillos y un agujero en medio de la habitación.

Fuente: Contextotucuman.com