. En las comunidades más pobres del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro () las asociaciones productivas de papa nativa, café, cacao, paltas, productos lácteos, cuyes y artesanía las integran, en un 70 por ciento, mujeres que ya no esperan en casa lo que el esposo pueda llevarles.

Así lo destacó el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) que precisó que dichas mujeres se asociaron con familiares y vecinos para mejorar la calidad y productividad de sus sembríos, y han logrado no solo capacitación sino también ayuda económica del Estado y del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

Este plan, que beneficia a cerca de un centenar de asociaciones nativas en 32 distritos y 7 provincias del ámbito del Vraem, de las regiones de Ayacucho, Huancavelica, Junín, Apurímac y Cusco, está a cargo del Proyecto de Desarrollo Territorial Sostenible–Vraem, que tiene como meta sacar de la pobreza a 51,000 familias, como mínimo.

Las asociaciones productivas están integradas en su mayoría por mujeres, muchas de las cuales son madres solteras o jovencitas que han decidido construir con sus propias manos su destino y tienen muy claras sus metas.

Aguerridas y emprendedoras, ellas decidieron no seguir esperando en sus casas el poco dinero que sus esposos, padres o hermanos podían traer como producto de las actividades en diversos oficios. Ellas decidieron apostar por sí mismas para trabajar las chacras que tenían abandonadas, pensando en la calidad de vida de sus hijos y en la necesidad de empoderarse para no seguir dependiendo de nadie.

Testimonios

Una de ellas es Fiorella Rubí Morales Clemente, una jovencita de 17 años que cursa el quinto año de secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Lourdes, en Andahuaylas, región Apurímac.

Fiorella Rubí tiene dos vacas, mientras sus padres tienen cuatro vacas y un toro, y se dedican a la elaboración de quesos, manjar blanco y yogurt. En su chacra siembran, además de alfalfa para el ganado, árboles frutales.

Ellos integran una de las asociaciones productoras que recibieron ayuda económica de parte del PDTS-Vraem y el FIDA.

A despecho de su edad, Fiorella Rubí tiene muy claro el futuro que quiere para sí misma, y lo expresa de manera clara, directa.

“Yo soy una de las pocas solteras, yo trabajo para mis estudios. Quiero estudiar Ingeniería Alimentaria, me dedicaré de lleno a este negocio. Yo siempre he tenido la mentalidad de que la mujer debe salir adelante por sí sola, para no depender nunca de un varón que solo le dé palabras, y nada más”, precisa.

Agrega también que “todas las mujeres deben empoderarse para no depender de nadie ni tener que soportar maltratos. El hombre no pega, es la mujer la que se deja pegar. Las mujeres se callan, no dicen nada porque no tienen cómo mantenerse. Por eso deben trabajar, para que nadie las maltrate”, culminó.

Fuente: Andina