Huelen a selva y persiguen con un olfato fino el imperio de las drogas que se oculta tenebrosamente aún en ella. Los llaman los ‘coreanos’, a la unidad operativa del Proyecto Especial de Reducción y Control de Cultivos en el Alto Huallaga (CORAH), encargada de erradicar los cultivos ilícitos y la destrucción de laboratorios.

Conviven a diario en medio de un monte espeso, agreste y húmedo, que esconde infinitas historias y anécdotas. Están allí para luchar contra un enemigo poderoso: el narcotráfico.

Los ‘coreanos’ nacieron en 1982 como consecuencia del auge del narcotráfico en el Perú, como órgano responsable de proyectar, ejecutar y controlar las medidas y acciones de reducción del cultivo de coca.

Su tarea consiste en la erradicación de los cultivos ilícitos, y desmantelar las decenas de laboratorios ilícitos que los narcotraficantes han levantado en las selvas peruanas. Asimismo, enviar reportes diarios e informes mensuales, a fin de determinar el grado de avance e identificar los problemas que dificulten y/o impidan su ejecución, para adoptar las medidas adecuadas y correctivas del caso.

Su actividad, principalmente en el gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski, se ha visto favorecida por la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2017-2021. Actualmente hay tres bases (en Ucayali, Tingo María y Aguaytía), sedes de unos 2,500 hombres.

El apoyo financiero de se refleja en modernos equipamientos de medición: geovideo y el disparador de gps, que permiten visualizar predios de coca, reservados exclusivamente para su actividad en la selva.

“Estamos bien preparados, no nos podemos quejar”, le comentó a la Agencia Andina el ingeniero Miguel Ramos, director de operaciones del Corah, un hombre que ha entregado 32 años de su vida a la lucha antinarcóticos.

“Se vive con mucha presión pero lo hacemos por el Perú, por desterrar al narcotráfico del país”, agrega. (Fuente: Andina)

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