El Gobierno de Perú declaró el estado de emergencia (excepción) durante 30 días en un corredor vial de 482,2 kilómetros, que comprende territorios mineros de las regiones sureñas de , y , para asegurar el orden público “ante los conflictos sociales advertidos en dichas zonas”.

El estado de excepción suspende los derechos constitucionales relativos a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de domicilio y la libertad de reunión y de tránsito en el territorio comprendido, precisó la resolución publicada en la gaceta oficial.

Agregó que la medida fue acordada por el Consejo de Ministros tras recibir una solicitud en ese sentido de la Policía Nacional del Perú (PNP), con el fin de “evitar actos contrarios al orden interno que afecten el normal desenvolvimiento de las actividades desarrolladas en el corredor vial”.

La norma, que comprende desde el distrito de Progreso, en Apurímac, hasta el distrito de San Antonio de Chuca, en Arequipa, estableció que “la Policía Nacional del Perú mantendrá el control del orden interno, con el apoyo de las Fuerzas Armadas”.

Al respecto, la organización Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú señaló, en un comunicado, que el estado de excepción abarca todo el corredor minero Apurímac-Cusco-Arequipa.

Acotó que se trata de la vía que une las operaciones de las minas Constancia y Antapaccay, en Cusco, y Las Bambas, en Apurímac, con el ferrocarril que lleva los metales al puerto de Matarani, en Arequipa.

Recordó que algunos de los distritos comprendidos en este estado de emergencia, como Challhuahuacho, Haquira y Mara, ya se encuentran en esa situación desde el pasado 16 de agosto.

“Lo que debería ser un estado de excepción en estas provincias se ha convertido en una costumbre que recorta derechos fundamentales de la población”, indicó el portavoz del Observatorio, José de Echave.

Consideró, además, “inexplicable” esta nueva decisión del Ejecutivo porque, según dijo, “no se han registrado protestas desde hace meses” en la zona.

Añadió que, de esa manera, se “atiza una sensación de descontento que se viene incubando en la zona, en la medida en que la población viene experimentando los impactos crecientes de la actividad minera y del constante tránsito pesado en la vía”.

Fuente: EFE

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