Mucho antes de que se levantaran las intrigantes figuras de Nazca en los desiertos del sur de Perú, otra cultura ya dibujaba con piedras líneas que señalaban al solsticio de junio.

En la misma zona famosa por esos geoglifos que se pueden ver desde el espacio, un grupo de investigadores ha descubierto una serie de marcas igual de misteriosas y dibujadas en la tierra mucho antes.

Los investigadores, un equipo formado por arqueólogos estadounidenses y peruanos, centraron sus excavaciones en el valle de Chincha, 200 kilómetros al sur de Lima.

La zona fue el centro de la cultura Paracas, previa a la de Nazca, y que tuvo su apogeo entre el 800 y el 100 antes de la Era Común. Durante tres años han estado excavando en una zona de unos 30 Km2 hasta encontrar todo un tesoro arqueológico formado por simples piedras.

Hallaron 71 líneas hechas con piedras de diferente tono que el terreno y otras 353 marcas como mojones, círculos y otras figuras rectangulares que no fueron construidas al azar ni de forma caprichosa.

Entre todas tejen una red que conecta varios montículos que, como de puestos de observación, permitían ver algo más que el paisaje. Siguiendo las líneas con la mirada, los arqueólogos pudieron ver en junio de 2012 y el de 2013, en el solsticio de junio, el Sol se ponía entre varios pares de líneas casi con una precisión matemática.

“Las líneas Chincha son similares en estilo de construcción a las de Nazca. Sin embargo, aquí no hay figuras de animales como en ésta. Casi todos los geoglifos de Chincha son lineales”, explica en un correo el arqueólogo de la Universidad de California Los Ángeles y director de las excavaciones, Charles Stanish.

Las hileras de piedra de varios kilómetros, algunas incompletas por el paso destructor de sucesivas civilizaciones, también son diferentes a las de Nazca porque tejen conectan entre sí varias construcciones que los investigadores creen que debían tener alguna función ceremonial, según explican en su estudio, publicado en PNAS.

Fuente: huffingtonpost.es