La región ha sido testigo de la fiebre por el oro en la zona desde el 2008, cuando los precios del metal se dispararon durante la crisis económica mundial. Los pequeños mineros se sienten atraídos a la zona con la esperanza de una paga más alta, pero a menudo se enfrentan a condiciones deplorables.

El oro es generalmente amalgamado con mercurio durante el proceso de la minería informal en la región, que está envenenando el suministro de agua y el aire, así como los peces y la propia gente de la zona.

Según el Movimiento No a la Trata de personas, más de 4 mil 500 personas son explotadas sexualmente, que en su mayoría son mujeres y niñas, alrededor de los campamentos mineros.

Según la Adjuntía para la Niñez y la Adolescencia de la Defensoría del Pueblo, las menores de 15 a 17 años son trasladadas desde comunidades rurales de la Amazonía con engaños sobre un supuesto trabajo doméstico, pero terminan siendo prostituidas.

Cabe indicar que Perú es el mayor productor de oro en América Latina y el sexto más grande en el mundo. La minería informal representa aproximadamente el 20 por ciento de la producción de oro en nuestro país.