Solo ocurre en el Perú. Una mujer se casó con su difunto conviviente con todas las de la ley, con funcionario municipal y testigos, en Puno.

Heriberto Tapia, acopiador de oro, fue asaltado y falleció el 18 de junio del 2016. Fue llevado al camposanto por sus familiares, pero su pareja, Noemí Herrera, se opuso a que sea sepultado.

Ella convenció al subgerente de Registro Civil de la Municipalidad de San Román, pero tenían que hacer que la Reniec creyera que estaba vivo. La trampa pudo más e incluso el difunto fue sacado del cajón, ya que se requería su huella digital.

Hecha la denuncia, el Ministerio Público le inició una investigación al subgerente por el delito contra la fe pública en la modalidad de falsificación de documentos, por el matrimonio fantasma.

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