Una pintoresca evocación histórica de la toma de Cajamarca, denominada Guerra de Caramelos se realiza en Chiquián, ubicado en la provincia ancashina de Bolognesi, en honor a Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas de la Policía Nacional (PNP).

Aquí, sus habitantes se preparan para festejar a su santa patrona por todo lo alto, con diferentes actividades que se desarrollarán del 28 de agosto al 4 de setiembre, las cuales en su mayoría son de carácter religioso, según información de RPP.

Sin embargo, lo que despierta el interés de los visitantes, nacionales y extranjeros, es la escenificación de la “dulce” captura del último inca del Imperio Incaico, Atahualpa. Y es que a diferencia de lo que cuenta la historia, el inca y su captor Francisco Pizarro se enfrentan a caramelo limpio, en un campo de batalla.

El inca, representado por un funcionario, junto a Rumiñahui, su brazo derecho, y las pallas, se encuentra cara a cara con el conquistador Francisco Pizarro, también un funcionario de la fiesta, que es escoltado por el abanderado y cinco personas más, formando una comparsa vistosa y elegante.

Minutos de tensión y la expectativa de la gente marcan el inicio de la persecución del inca, en medio de una lluvia de caramelos de diferentes tamaños y sabores. Los protagonistas, a caballo, se dirigen a la plaza de armas y luego al estadio de Jircán, donde se revientan avellanas, bombardas y cohetones.

Mientras las luces de los fuegos artificiales invaden el lugar, Atahualpa logra escapar de Pizarro, quien realiza el recorrido por segunda vez hasta apresar a Atahualpa. Si no consigo capturarlo, tengo que pagar una multa que consiste en 100 cajas de cerveza”, refiere Aníbal Bazán Alvarado, funcionario que representará al conquistador español.

El capitán baja de su caballo, toma al inca y simula que le corta el cuello. El acto, casi fúnebre, es acompañado por el triste canto de las pallas y de una banda de músicos. Tras ello, el capitán conduce hasta su vivienda a todo el pueblo para celebrar.