Situado en la república rusa de Kabardino-Balkaria, su ’inalcanzable fondo’ ha supuesto un reto para multitud de buzos, llegando hasta el punto de costarles la vida.

Este lugar es el segundo lago kárstico más profundo de la Tierra. Se trata de un profundo pozo con paredes escarpadas formadas por capas de piedra caliza y se cree que el agua en su interior, la cual circula a grandes presiones, proviene del fondo del mismo.

Tiene una longitud de 235 metros y una anchura de 130 metros y cuenta con una profundidad mínima de *179 metros y una máxima de 258 metro*s. En sus aguas no hay peces.

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Multitud de leyendas rodean su existencia, pero lo que realmente inquieta a la comunidad científica y buceadores internacionales es su fondo o, para algunos, la inexistencia del mismo, ya que hasta la fecha nadie ha conseguido llegar hasta él.

En 2012, los buzos Martin Robson y Andréi Rodiónov emprendieron su b+usqueda y fracasaron. Rodiónov murió por una rotura en su equipo de respiración y Robson trató de encontrar la cueva de la que, según creía, el agua debía fluir.

Tras pasar nueve horas en el agua, sufrió el llamado síndrome de descompresión (embolia gaseosa producida por una disminución brusca de la presión atmosférica que puede producir lesiones permanentes o incluso la muerte) al intentar ascender demasiado rápido, por lo que tuvo que emprenderse una operación de emergencia.

A pesar de los resultados, las investigaciones por llegar la fondo del lago continúan.

Fuente: RT