La llegada de la tecnología no solo ha cambiado nuestra forma de trabajar, de estudiar… sino también ha hecho que se deje de lado estos entrañables juegos.

En mi infancia no había ni tampoco tenía Atari (la moda de los videojuegos). La mejor forma de divertirnos era salir todas las tardes a la calle – siempre y cuando tus papás te dieran permiso – o la casa de los amigos a jugar.

Aquí los juegos que marcaron mi infancia, y *creo que también la tuya:

Tutti Fruti o Stop: Un papel, un lápiz, cinco categorías y un grupo de amigos o familiares dispuestos a mostrar sus conocimientos. Ideal para jugar en los recreos o cuando había un grupo grande de personas.

Yaces: ¿Quién no ha jugado “pasadas con palmadas” o “chancho”?, nombres que recibían para pasar “cada nivel”, si se podría decir para compararlos con los juegos de hoy.

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Lingo: A mí no me llamaba la atención, porque tenía unos amigos que cuando decían “La garra del águila”, te dejaban adolorida la espalda.

Liga: Con mis amigas de la cuadra y del colegio hacíamos maratón para saber quién es la campeona. Y nos pasábamos horas y horas saltando.

Las escondidas: Salir corriendo para encontrar el mejor lugar y tener la satisfacción de decir: “Ampay me salvo y a todos mis compañeros”.

Las chapadas: Todos a correr y realmente se vivía una adrenalina. Claro que al final terminabas agotado.

Mundo: Hacías cuadros en la pista (cuidando que no pasen carros) o la vereda, y escribías del 10 al 100. Tirabas una piedrita o una cáscara de plátano al número, y de ahí comenzabas a saltar con un solo pie.

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Mata gente: Tampoco me gustaba tanto, pues había amigos o amigas que cuando te tiraban la pelota, lo hacían “con ganas”. Pero era divertido evitar que la pelota te caiga, y reírte de aquellos que salían porque no supieron esquivarla.

Las bolitas: Mi hermano tenía una bolsa llena de ellas, pues era “un maestro jugando”. Él también me enseñó, y me encantó.

El trompo: Ese juego nunca me salió, lo intenté… pero nada. Es una frustración hasta el día de hoy. Me quedaba maravillada cuando los otros lo podían hacer y hacían piruetas.

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