Gran parte de los casos de violencia contra la mujer es provocada por los efectos de alcohol y las drogas, según lo señalan las estadísticas, recordaron los especialistas de .

Según estos datos, 49,1% de las mujeres encuestadas dijeron que alguna vez sus parejas las agredieron físicamente cuando se encontraban bajo los efectos del alcohol o drogas. Dicha cifra aumenta en áreas rurales (56,7%) y cuando las víctimas son mujeres sin acceso a la educación (65,6%).

Para los especialistas esto se debe conforme la concentración de alcohol comienza a aumentar en la sangre, se inicia también un proceso de inhibición de las vías reguladoras subcorticales, lo que genera una gran estimulación de las neuronas corticales y precipita comportamientos particulares en el embriagado.

La corteza prefrontal es la responsable de la planificación de las acciones a desarrollar, del autocontrol, de la inhibición de la impulsividad, entre otras funciones.

El alcohol altera estas funciones, incluyendo los mecanismos de censura social. Esto explica por qué muchos bebedores de alcohol pierden su capacidad de juzgar y controlar sus emociones y conducta, y no se preocupan por las consecuencias de sus actos, peor aún si son agresivos, crueles o con rasgos antisociales como condición previa, es decir llevada desde la niñez.

Esto se suma a la evidencia existente que sostiene que la violencia contra la mujer generada por su pareja es el resultado de una asimetría de poder entre hombre y mujer.

Ideas y creencias erróneas fuertemente internalizadas en una sociedad machista como la nuestra y con tasas de patologías de salud mental significativas que afecta a ambos, han fortalecido la idea de que las mujeres son objetos de los hombres o que ellas tienen menos derechos que los varones.

El constante maltrato psicológico y/físico ocasiona en la mujer una adaptación anormal o patológica a esta conducta, prolongándose el mismo de manera indefinida.

Lo mencionado guarda relación con los indicadores del estudio epidemiológico del Instituto Nacional de Salud Mental, donde se da a conocer que solo el 35% de las mujeres con pareja conviviente que ha sufrido maltrato solicita ayuda a la policía (52.6%) y a sus familiares (48.6%).

También revela que aquellas que no habían denunciado el maltrato era porque no lo consideraban grave (50.1%), no era necesario (40.5%) y pensó que la pareja cambiaria (35.3%).

De manera preocupante, cuatro de cada 10 mujeres entrevistadas manifestaron que retomarían su relación con el agresor si tuviera la posibilidad de volver el tiempo. (Fuente: Andina)

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