Desde la cumbre del cerro San Cristóbal, ubicado a 400 metros sobre el nivel del mar, se puede observar a los 10 millones de habitantes de Lima y Callao e, incluso en día de neblina, se puede ver el litoral y la isla San Lorenzo. Hace 90 años se construyó la Cruz Monumental en lo alto de este macizo, convirtiéndose hoy en un tradicional espacio limeño de peregrinaje y recogimiento por Semana Santa.

El cerro San Cristóbal, y su cruz de hormigón y fierro, está ubicado entre los distritos del Rímac y San Juan de Lurigancho. Fue el apu en tiempos precolombinos, en los que se celebraban rituales, cultos paganos que aún se siguen cumpliendo soterradamente.

Francisco Pizarro bautizó al cerro como San Cristóbal en 1535, tras el sitio de diez días que impusieron a los españoles Titu Yupanqui y sus 60,000 hombres por orden de Manco Inca. Se cuenta que el triunfo de los españoles se facilitó por el miedo de los andinos a los caballos, animales que nunca habían visto, y a un repentino aumento del nivel de las aguas del río Rímac.

Da más luces al respecto el historiador Raúl Porras Barrenechea en Pequeña Antología de Lima. El río, el puente y la alameda (1965): “Mejor que los paralelos y los meridianos, determina la posición de Lima dos fáciles accidentes geográficos: el Rímac y el San Cristóbal; los dos, testigos inmemoriales del auge limeño.

Río y cerro que tienen tradición y leyenda y que viven indisolublemente unidos a la historia de la ciudad. Una sublevación de indios, en tiempos de la conquista, fue denominada el día de San Cristóbal, y dio nombre cristiano y castizo al montículo.” (Fuente: Andina)