“El equipo no capta la mentira, lo que capta es la creación de algo que no es verdad”, dijo Carlos Villantoy, expresidente de la Asociación Peruana de Poligrafistas, en un reportaje de ‘Panorama’.

Según el especialista, si el polígrafo midiese los nervios y la ansiedad, los ansiosos, los nerviosos o los hipertensos están condenados a perder la prueba mientan o digan la verdad.

“Por otro lado están los manipuladores, los mentirosos, esos si fuesen evaluados con la prueba y el equipo midiese sus nervios, siempre saldrían bien, porque no denotan ningún tipo de nerviosismo, pero el equipo no mide eso”, agregó.

Además, el especialista contestó a la pregunta: “¿Es posible engañar al polígrafo?”.

“Una persona entrenada, estos superespías, de quienes se dice que podrían superar la prueba, eso es una leyenda urbana. En Internet dice que puedo tomar agua de valeriana, agua de azar, me muerdo la lengua, mientras tengo los sensores colocados pienso en sexo, me coloco un chinche en el zapato, nada de eso me servirá. Lo único que ocurrirá es que pierda la prueba”, señaló Villantoy.

Sólo hay dos tipos de personas que no pueden pasar por la prueba: Los niños y los esquizofrénicos, debido a su capacidad de imaginar situaciones fuera de la realidad.

Según los estándares, antes de que un profesional instale en la persona los sensores de la máquina, el sujeto tiene que ser exhaustivamente evaluado por el poligrafista.

Durante más de una hora, el examinador se convertirá en un psicólogo capaz de desentrañar todas las interrogantes necesarias a su evaluado y sólo después de una larga y tediosa entrevista, poder someterlo al polígrafo, pero para validar un promedio de 4 a 6 preguntas y sobre un solo tema.