“Me llegan las olimpiadas. Me hartan esos monstruos del rendimiento que han entregado lo más esplendoroso de sus vidas a batir marcas y sorprender cronómetros”. Así inicia su columna el periodista César Hildebrandt en su semanario local.

Para el hombre de prensa, las olimpiadas “son la fiesta del cuerpo secuestrado por el chauvinismo. No es el cuerpo griego del hedonismo el que allí está presente: Es el botín musculoso de los Estados. No es Atenas la que subyace en esas piscinas, esas pistas, esas canchas: Es Esparta. No es el Fidias de la diosa Atenea el que allí se asoma. Es Leónidas en las Termópilas. Es la eugenesia potencialmente criminal que libró a Esparta de ‘seres humanos con errores’”.

Asimismo, criticó la participación de países como Estados Unidos, China y Siria en estos eventos deportivos.

Opinó que cada chino subido al podio dorado “es una invitación a que olvidemos las condiciones de esclavitud de millones de sus ciudadanos dedicados a romper el récord de los salarios míseros” y que cada estadounidense enmedallado “es una manera de distraernos de la política exterior esencialmente pandillera de la primera potencia y una insinuación a que omitamos el hecho de que Mitt Romney, un mormón que parece salido de infarto cerebral, podría ser su próximo presidente”.

“Y en la inauguración también estuvo desfilando, cómo no, la delegación oficial den Siria ¿Cuál Siria? ¿La vieja y gangrenada o la nueva, que se abre paso a sangre y fuego auspiciada por la corrupción saudiárabe, las falanges de Al Qaeda, los Estados Unidos e Israel? ¡Gran misterio! ¡Medallas de plomo para Siria!”, agregó el director del semanario ‘Hildebrandt en sus Trece’.