La expulsión de los pseudotrabajadores de una cooperativa de mantenimiento permitió descubrir el estado calamitoso de varios pabellones y de la zona llamada ‘Fosa Común’ del cementerio Presbítero Maestro, bajo la administración de la Beneficencia Pública de Lima.
Nichos aparentemente saqueados, más de una treintena de ataúdes amontonados en la pampa, restos humanos y basura por todos lados es lo que se encuentra en un recorrido por el cementerio más antiguo de Lima.
La exposición de los ataúdes al aire libre constituyen una grave amenaza para la salud no sólo de los visitantes, sino de las centenares de familias que habitan en estos nuevos condominios levantados frente a la fosa común.
Restos de los ataúdes y osamentas quemadas son echados al río Huaycoloro. Además, hay abundante basura entre los pabellones.