La caída del helicóptero 357, la nave UH1H2, donde murió la mayor PNP Nancy Flores en la tarde del jueves 12, desató otros enfrentamientos en el mismo cerro, que trajo como consecuencia la muerte de tres suboficiales de la Dinoes tendría grandes revelaciones.

El día que fue abatido, la patrulla Dinoes en donde estaban los tres suboficiales, se encontraba al norte, en Mazamari. Habían llegado poco antes a la antigua base Sinchi desde Lima, para hacer ‘un reentrenamiento’.

Eran 30 policías (la mayoría suboficiales de segunda y tercera) al mando de tres capitanes, que, se suponía, iban a hacer un curso combinado con la Marina y la FAP.

Según informó IDL Reporteros, pasado el mediodía, la patrulla de Dinoes recibió la orden de trasladarse de Mazamari a Pichari, pese a que los senderistas habían atacado (y derribado) un helicóptero y que se podía suponer que habría por lo menos un francotirador senderista en la zona.

A las 3:50 p.m., mientras el helicóptero sobrevolaba el cerro donde había caído el 357, los 27 policías se prepararon a deslizarse sobre la cuerda de descenso rápido fast rope.

Los primeros en bajar fueron los suboficiales de tercera César Vilca Vega y Luis Astuquillca Vásquez, los siguió el suboficial Landert Tamani Guerra y se preparó para deslizarse el suboficial José Miguel Millones Velásquez.

Tras descender, hubo disparos y por lo menos una bala impactó la cabina de pasajeros y las esquirlas hirieron a Millones en el rostro. La herida era aparatosa, por la hemorragia facial, aunque resultó siendo leve y de poca importancia.

Para sorpresa en vez de ayudar, el piloto del helicóptero abortó el desembarco por soga rápida y huyó hacia Kiteni ante la consternación de los otros policías, que le insistieron a su oficial, el capitán PNP Jesús Soto Quintanilla, que volvieran a donde habían dejado abandonados a sus camaradas de armas.

Soto no reaccionó, según testimonios de varios policías que estuvieron presentes en el helicóptero. Los suboficiales, según varios testimonios, fluctuaban entre sentimientos de consternación, impotencia e indignación.

Uno de ellos, según testigos, le pidió con vehemencia al jefe de la Diroes, el coronel Edison Salas Zúñiga que fueran a rescatar a sus compañeros. La respuesta de Salas fue, de acuerdo con las fuentes: “Calla, chiquillo de mierda”.

Al ser consultado por qué se abandonó a los suboficiales, el coronel Salas indicó que “yo desconozco. No he estado a cargo de los operativos. Los que han operado allá son los jefes que han estado allá”.

Fuente: IDL Reporteros