En sus 100 años de existencia, que se cumplen este 28 de febrero, el de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ubicado en , se ha convertido en un punto obligado de visita para quienes aman la naturaleza y también la historia.

Carnívoros como zorros, aves como halcones y cóndores fueron los primeros en llegar no solo para mostrarlos al público, sino para el estudio, ya que este Museo, fundado el 28 de febrero de 1918, es también un centro de investigación científica tan necesario en un país megadiverso como el Perú, a decir de su director, Víctor Pacheco.

Recorrer sus ambientes es sorprenderse de lo maravillosa que puede ser la naturaleza que a lo largo de los años albergó a seres enormes, que por la evolución propia de la Tierra, se extinguieron en el tiempo, como un cachalote hallado en una playa al norte de Lima, cuyo traslado a la capital, bastantes años atrás, fue toda una aventura.

“Nos notificaron que el animal había sido varado por el mar, no sabemos si por enfermedad o por desorientación. Viajamos al lugar pero tuvimos que hacer turnos de vigilancia en la playa para evitar que sea robado ya que sus huesos son usados para preparar alimentos para pollos, como ya había sucedido con otro ejemplar similar”, explicó Pacheco a la Agencia Andina.

El trabajo fue arduo porque había que extraer la mayor cantidad de carne y grasa de sus 15 metros de longitud y sus varias toneladas de peso. La osamenta tuvo que ser traída por parte a Lima y aquí fue sometida a otros procesos con un gran caldero que, con su calor, hacía soltar el resto de la grasa. Después de varios meses se pudo impermeabilizar con pintura especial para barcos, a fin de protegerla de la humedad y pasó a ser exhibida.

Pacheco explicó que un animal de esas dimensiones puede llegar con vida a la playa pero morirá inevitablemente ya que la presión que su gran contextura ejerce sobre sus órganos vitales es fatal.

Igualmente llamativo es el Carnotaurus, una especie de dinosaurio de complexión de cuerpo y dientes muy similar al Tiranosaurio Rex, pero con la diferencia de que tenía dos cuernos; y el Titanosaurio de cuello largo, el que le permitía comer las hojas de los árboles. Su particularidad eran las placas óseas que sobresalían de su piel y que (se deduce) le servían como mecanismo de defensa contra sus enemigos.

Es fácil también maravillarse con la figura del Pez Sol, una especie gigante de cuerpo redondo y oscuro y de grandes ojos que aún existe en los mares de América Latina pero que por su cubierta excesivamente dura no es comercial y no se le pesca.

Asimismo, se puede apreciar el Lyviatan Melvillei, un cachalote hallado en Ocucaje, Ica, que llegó a medir 14 metros y se alimentaba de ballenas pequeñas; la carachama gigante; o el oso de anteojos, la única especie de oso que habita Sudamérica.

Son 13 salas de exposición la que tiene el museo y en junio abrirá la número 14 que mostrará el desarrollo histórico de la investigación en sus 100 años de existencia. Pero además, saldrá a la luz un catálogo que pondrá en evidencia la contribución de la institución al país.

Actividades por el centenario

La labor de los investigadores del Museo es intensa y por eso quieren darla a conocer con una serie de actividades que han programado por el primer centenario de la institución.

Entre las principales actividades, además de las charlas y talleres infantiles, se realizará el Día de las Colecciones Abiertas el sábado 24 de febrero. En esa oportunidad, muchas de las muestras que son conservadas para la investigación, serán colocadas para que el público las aprecie de cerca.

Otra jornada que ya se realizó en años anteriores y con mucha aceptación es el Museo de Noche, una exhibición que tiene un matiz especial por el uso de las luces artificiales del recinto.

El rol completo de actividades de celebración por el centenario del Museo se puede encontrar en este .

Fuente: Andina