Los muñecos cuestan entre 10 y 25 soles, y están elaborados en base a cartón, portan la imagen del rostro de las figuras a las que representan, y se pueden rellenar con juguetes, confeti, o artículos de broma.

La noche del 31 de diciembre, después de las doce, muchas familias peruanas se suman a la tradicional “quema de muñecos”, que consiste en incinerar piñatas que representan a personajes de la política o del espectáculo, y que han cometido actos reprochables.

Sin embargo, en muchos municipios de la ciudad se prohíbe esta actividad, a la que incluso se sanciona con multas que van desde los 1.000 hasta los 5.700 soles.

Los muñecos o piñatas son comprados en espacios como el Mercado Central, donde las figuras que han causado mayor repudio a la opinión pública pasan a ser parte de ese escaparate destinado al desahogo colectivo.

Además de estos muñecos, las familias se surten de silbatos, confeti y otros objetos decorativos para dar la bienvenida al nuevo año, donde el color amarillo es el predominante para atraer la buena suerte.

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Fuente: EFE

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