Activistas y víctimas de abusos sexuales afirmaron el miércoles en Lima que el papa Francisco debe “remitir a la justicia común, para que sean sancionados como corresponde”, a los clérigos católicos denunciados por casos de este tipo.
“La Iglesia no puede ser responsable por personas que, en cualquier tipo de circunstancias, son unos abusadores”, afirmó la ecuatoriana Sara Oviedo, exvicepresidenta del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU).
Oviedo participó en una exposición ante la prensa realizada por integrantes del grupo TAP o The Accountability Proyect (Proyecto de rendición de cuentas), un día antes del inicio de una visita oficial y apostólica del papa Francisco a Perú.
En la presentación estuvieron el mexicano Alberto Athié, el británico Peter Saunders, el alemán Matthias Katsch y los norteamericanos Tim Law, Denisse Buchanan y Anne Barrett Doyle.
La exfuncionaria de la ONU aseguró que las víctimas de abusos también piden “separar de sus cargos a clérigos que se sabe, o sospecha, que han cometido algún tipo de abuso”.
Consideró que, además, se debe modificar el derecho canónico para que estos casos dejen de ser considerados “solo como una infracción moral” y que la iglesia debería encontrar mecanismos que permitan denunciar estos delitos, además de abordarlos en la formación de los sacerdotes y la educación de los niños en mecanismos de denuncia.
Athié, un exsacerdote que descubrió uno de los primeros casos de abusos perpetrados en México por el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, aseguró que las denuncias de las víctimas “se han encontrado con un muro” en la Iglesia católica.
“Hay que confrontar los dichos, los hechos y los gestos”, dijo antes de enfatizar que “no basta el perdón, ese es un valor muy importante, pero antes está la verdad”.
Saunders, quien integró hasta diciembre la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, relató que él fue abusado por dos sacerdotes jesuitas 50 años atrás y aún no ha “podido superar eso”, a pesar de que ahora ya no siente “ningún rencor”.
“No se trata de simplemente acusar a la iglesia, se trata de un tema de humanidad que debe ser atacado”, enfatizó el también fundador de la Asociación Nacional para Personas Abusadas en la Infancias (NAPAC) del Reino Unido.
Matthias Katsch, cofundador de una asociación de víctimas de abuso infantil, afirmó que participa en estas actividades “como sobreviviente”, ya que fue abusado en un colegio de Jesuitas.
“Tenemos la posibilidad de mostrar a la gentes que han sido víctimas en el pasado de que hoy tenemos oportunidades”, acotó antes de remarcar que la Iglesia católica tiene una “responsabilidad” como “institución global que forma a los niños”.
Denisse Buchanan, autora del libro “Pecados de los padres”, señaló que fue violada a los 17 años por un sacerdote en Jamaica, de quien quedó embarazada y luego abortó, por lo que enfatizó que “el abuso clerical tiene que detenerse”, ya que deja “una cicatriz por toda la vida”.
Barret Doyle agregó, por su parte, que en Perú se tienen que profundizar las investigaciones de casos como los de la organización católica Sodalicio de Vida Cristiana, que se conocieron tras la publicación en 2015 del libro “Mitad monjes, mitad soldados”, de los periodistas peruanos Pedro Salinas y Paola Ugaz.
Consideró que, además de la intervención del Sodalicio que anunció el papa la semana pasada, este podría pedir que el fundador de esa agrupación, Luis Figari, quien actualmente permanece en Roma, sea extraditado a Perú.
La activista remarcó que las denuncias sobre los Legionarios de Cristo, en México; Karadima, en Chile, o el Sodalicio, en Perú, “se trata de casos de víctimas con medios” económicos.
“Aún no hemos escuchado de casos de víctimas pobres, y los pobres son especialmente vulnerables”, concluyó.
Fuente: EFE