María Rosa Castillo, la empresaria que fue asesinada por su hijo adoptivo, Marco Arenas, estaba viva cuando fue quemada por el homicida el pasado 5 de noviembre.

Según informó el diario ‘El Comercio’, la necropsia de ley arrojó como causa de muerte de la víctima “la carbonización del 85% de superficie corporal por fuego directo”.

Como se recuerda, el parricida aseguró que asfixió a la víctima durante dos minutos y luego de comprobar que había fallecido, quiso deshacerse del cuerpo quemándolo.

“Le fracturé el cuello. En ese momento ella me soltó y cayó conmigo al piso. No reaccionaba. Le coloqué una bolsa en la cabeza y al ver que no se pegaba a su boca, me di cuenta de que estaba sin vida”, narró en su declaración a la Policía.